Un alta porcentaje de los adultos en España tienen hipertensión. La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares y, a menudo, se cree que tiene una conexión directa con el glaucoma. No obstante, con motivo del Día Mundial de la Hipertensión, los especialistas del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega explican que aunque la hipertensión no es la causa directa del glaucoma, sí puede ser un factor de riesgo.
Para evitar confusiones, es esencial distinguir entre la presión arterial y la presión ocular. La presión arterial es la fuerza que la sangre ejerce en las arterias cuando el corazón late. El Dr. Andrés Fernández-Vega Cueto-Felgueroso, especialista en glaucoma, explica que la hipertensión es una condición en la que la presión arterial es elevada, lo que hace que el corazón trabaje más para bombear sangre, lo que puede causar problemas en diversas partes del cuerpo, incluidos los ojos. La presión dentro del globo ocular, que normalmente está entre 10 y 21 mm-Hg, se conoce como presión ocular.
En este sentido, la presión ocular no está influenciada por los cambios en la presión arterial. Sin embargo, es uno de los factores que contribuyen al daño del nervio óptico, y la presión arterial baja y alta son factores de riesgo para una variedad de patologías oculares, incluido el glaucoma, que es una de las principales causas de ceguera irreversible. Esta consiste en el deterioro del nervio óptico causado por la acumulación del humor acuoso, que aumenta la presión en el interior del ojo.
De hecho, el factor de riesgo modificable más importante en el desarrollo del glaucoma es el aumento de la presión intraocular. Además, se deben considerar otros factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que se desarrolle en el futuro, como las personas mayores de 60 años, personas con presión ocular alta, miopía y glaucoma en el pasado.
“Por ello, es fundamental realizar visitas periódicas al oftalmólogo para hacer un chequeo de la presión intraocular en pacientes hiper o hipotensos, en particular los que tienen antecedentes familiares de glaucoma o si la presión arterial diastólica se mantiene muy alta. Un diagnóstico precoz del glaucoma mejora el pronóstico porque se puede pautar un tratamiento oportuno para que la enfermedad no siga progresando. Lo importante es que la población conozca la diferencia entre ambos tipos de presión y que si tienen alguna duda consulten a los profesionales”, concluye el Dr. Fernández-Vega.