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Cuando pensamos en una piel limpia y purificada, sin poros abiertos nos imaginamos una piel lisita y clarita como las de las coreanas o japonesas.
La clave para conseguir esa piel sin imperfecciones no está en el uso de los mejores productos del mercado.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de comenzar con nuestro ritual de belleza es que si no realizamos una limpieza adecuada, ni el mejor tratamiento conseguirá unos buenos resultados. Muchas veces nos preocupamos de la crema de día, de noche, el serum y dejamos de lado, sin dar importancia al producto de limpieza. Cuanta gente cuando les preguntas por la limpieza, la respuesta es… “AY! ¡Con agua!” o , “pues nada… con una toallitas y listo”.
Hemos oído hablar de los 10 pasos de limpieza que utilizan las orientales. Pues , no 10, pero 2 o incluso 3, sí sería necesario incorporar a nuestro ritual. Una vez que lo hayamos cogido como norma, no nos parecerá tan exagerado , ni tan tedioso como puede parecer al principio.
PRIMERA FASE OLEOSA
En esta fase lo que haremos es retirar maquillaje y cremas que nos hayamos aplicado durante el día. Muchas veces pensamos que como no nos hemos maquillado, no necesitamos hacer una limpieza en profundidad por la noche, pero nada más lejos de la realidad. La contaminación, polución y el sebo que nos aparece en el rostro son impurezas lipofilas (grasas) con lo que la mejor forma de retiralas es con otro aceite.Durante el día además de las cremas hidratantes, nos aplicamos protectores solares (o deberíamos) que se retiran con fases oleosas. Es mucho más fácil arrastrar estos productos con un aceite que con una fase acuosa. El agua repele el aceite, en cambio , un aceite (como son las cremas , maquillajes y protectores solares) , se retira mejor con otro aceite.
Siempre parece, sobre todos para las personas que tenemos piel mixta/grasa, que un limpiador en aceite nos va a dejar la piel más grasa. Pero no es así, la suciedad que se queda en los poros abiertos, muy habituales en este tipo de pieles, también de retira mejor con un aceite. Probar un aceite como limpiador inicial. Os convencerá. Tiene una textura oleosa, pero al mezclarlo con agua se hace una emulsión y la limpieza es muy efectiva, agradable y muy suave.
Para aplicartelo, lo mejor es aplicarlo con suave masaje por todo el rostro en seco para ayudar a retirar la impureza, y después humedeces para formar una emulsión y retirar con agua tibia abundante para arrastrar todo, limpiador junto con las impurezas.
Primaderm ha sacado un pack fabuloso para inicarte en esta doble limpieza.
SEGUNDA FASE ACUOSA
Una vez retirado el maquillaje y demás productos procedemos a limpiar más en profundidad los restos de contaminantes acuosos que el aceite no haya conseguido retirar se usan productos como espumas, geles o emulsiones. En esta fase retiraremos el polvo, sudor y otras sustancia hidrófilas que el aceite no haya podido retirar. De esta forma completaremos el trabajo de la fase oleosa para una limpieza profunda para conseguir rostro más luminoso y en el que los productos que aplicarmos a continuación hagan mejor su función.
Como ya he comentado anteriormente, si no limpiamos bien el rostro de impurezas, da igual la crema o serum que nos apliquemos ; no podrá penetrar para poder hacer la renovación celular que ocurre fundamentalmente cuando descansamos por la noche. Potenciamos de esta forma la acción de los productos de antienvejecimiento que nos apliquemos.
De forma optativa, podrás aplicarte un tónico facial para refrescar y cerrar los poros.
(pero, lo más importante son las 2 fases, oleosa y acuosa. )
Primaderm ha sacado al mercado, que próximamente lo tendremos en nuestra farmacia un pack de doble limpieza. 
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